jueves, mayo 31, 2007

El tren


Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje.
Si es de noche, porque no
acostumbro a dormir yo,
y de día, por mirar
los arbolitos pasar

Antonio Machado



Soñando se me han pasado los días e incluso los años, las primaveras, los veranos los otoños y las noches en vela velando para que los sueños fugitivos permanecieran un ratito más acariciando mi piel cada vez más marchita. Es tiempo de renacer, de primavera y he visto la jara florida desde la ventanilla del tren y a los terneros pacer junto a sus madres y los vencejos aletear llamando la atención de sus hembras. Pasa otro año y el tiempo va dejando la huella inexorable de su paso. Nada le detiene ni le frena es imposible decidir sobre él. Sin embargo viajando para encontrarme con el mar me sentía féliz imaginando caracolas y olas de plata al atardecer. Viajar en tren que es un acto machadiano hace que aprecies el tiempo del viaje que vayas observando exactamente como se transforma el paisaje a medida que avanza no ya tan morosamente como cuando Machado escribio su poema el tren.

3 comentarios:

Eritia dijo...

¡Qué lindo relato! de un simple placer que, sin embargo, es tan gratificante y no sé porque me resulta una evocación maravillosa de mi infancia...
¡Gracias por invitarnos!

Chela dijo...

¡Que simbólico es el tren! en los recuerdos de mi vida hay muchos trenes de madera, que use mucho como enlace entre Madrid (donde trabajé cuatro años) y Vitoría(donde estuve otros cuatro)en la decada de los 60.Cada viaje era una aventura pues siempre dormia en ellos para ganar un día de estancia en el punto de destino y el de salida.¡Era toda una aventura! daba tiempo a conocer gente, a grandes conversaciones, a observar el paisaje...También conversando en los trenes conocí los problemas de la emigración gallega de esa década pues viajaban a muchos emigrantes que iban o venian de otros paises europeos...

Besos.

Anónimo dijo...

Me encanta Machado. Gracias por su poema en mi espacio,... hiedras cubriendo emociones