domingo, mayo 30, 2021


 No lean, tomen el fresco



Todo lo que se institucionaliza, se predica, se recomienda con meliflua voz paternalista resulta al final ser un fiasco. La cultura se idealiza cuando está prohibida, perseguida, y los escritores ganan muchos puntos cuando han sido encarcelados o incluso asesinados. Nuestra historia de la literatura es la historia de escritores perseguidos, silenciados, torturados, míseros, hambrientos y también incomprendidos risibles o absurdos.

De San Juan de la Cruz , Cervantes, Fray Luis a Lorca o Miguel Hernández todos sufrieron el peso del poder contra ellos todos sintieron como sus propios libros pasaban desapercibidos y cómo sus palabras escritas casi con sangre se las llevaba el viento.
“Escribir en Madrid es llorar” dijo Larra que se acabó suicidando
Y algo así han pensado muchos de ellos como Antonio Machado siempre tan mal leído, tan ridiculizado, tan trivializado.
Nuestro país, no ama la cultura si luego no te dan una croqueta y un vino para pasar la conferencia.Si no es menester caerle bien a zutano o mengano con cualquier fin espurio ¿para qué va Ud. a ir a una conferencia?
Los libros son un artículo que se regala bien, queda bien tener alguno tirado sobre el sofá para señalar que leer se lee aunque sólo sea de refilón el título y el autor.
Para qué leer y sobre todo, qué adelanta uno sentado debajo de una lámpara leyendo sobre personas que no existen y que además casi siempre no son felices y casi siempre tampoco son capaces de resolver sus problemas. La pobre Bovary, la desdichada Ana Karénina, el pirado de Alonso Quijano…
¿A quién le importan? No se trata de ser feliz, para eso están los mindfullness, las drogas, el dinero, el sexo natural o mecánico con artilugios cada vez más precisos .Con esta cultura de vencedores al precio que sea de ganar corazoncitos en alguna red social mientras se menea el esqueleto podemos prescindir de escuchar al pobre Ulises pasando penalidades para no llegar a ningún sitio o contemplar atónitos que cuando el joven Perzeval después de numerosas hazañas para llegar al Graal va y lo contempla permanece indiferente. Todas esas paradojas, sin sentidos que plantea la literatura no encajan en los valores de esta sociedad tan primaria en la que reaccionamos a estímulos de forma inmediata como autómatas.

Sin embargo algunos no dejamos de leer. Algunos contemplamos con estupor como hemos pasado mucho tiempo de nuestras vidas leyendo y queriendo oir historias distintas de la nuestra. Lectores que apenas si hemos hecho otra cosa que conocer esas historias desdibujándonos un poco en cada una de ellas. Los lectores no somos ni mejores ni peores. No leemos para sentirnos mejores, leemos porque lo necesitamos. Leemos porque en muchas ocasiones la vida a palo seco se nos hace imposible. Mientras leemos no hacemos mal a nadie pero tampoco ningún bien. Leer es una actividad solitaria, secreta que no solemos compartir con otros. Leer es nuestra parcela de libertad que nos distingue de los otros porque nadie lee de la misma manera el mismo libro. Leer no sirve para nada y sin embargo nos ofrece mucho, tanto que muchos no podemos dejar de hacerlo.Leer nos acerca a los demás pero también nos aleja del mundanal rüido por citar al gran Fray Luis de León