lunes, octubre 09, 2023

MELUSiNA


 


Nunca debí labrar con mi espada el agujero de la gruesa puerta  que amparaba a mi esposa los sábados. Yo siempre intuí en ella algo feroz, casi animal. Su inusitada belleza venía de otro mundo. Si bien era una dama piadosa, una buena madre y una buena esposa, algo se escapaba,a mi control. Mi hermano me instó a violar su secreto. No está bien que un marido no tenga a su esposa vigilada.

Cuando la encontré en el bosque junto a sus tres doncellas me admiró su belleza. Sin embargo, no era una doncella desvalida bebiendo en la Fuente de la Sed a la que un caballero podía abordar sin problemas. Tenía un porte majestuoso y una seguridad imponente.Enseguida agarró las bridas de mi caballo, indicándome que mientras yo respetara su secreto, ella iba a conducir mi vida por las sendas de la riqueza, el poder y la gloria. Me ayudó a tapar el accidente de caza, por el cual creyendo matar a un jabalí, maté a Aimerico de Poitiers. Me dió diez hijos: todos con alguna extraña característica que los hacía singulares.Urién,rey de Chipre, tenía un rostro monstruoso, un ojo azul y otro verde, sin embargo su cuerpo era tan gallardo y sus ademanes tan nobles, que nadie reparaba en ello. Sólo el octavo tenía una naturaleza malvada y por eso su nombre: Horrible. Además de  tres ojos, sus fechorías no tenían límite.Tuvimos que ordenar su muerte.

Nunca, debí atravesar esa puerta. La fortuna cambió nuestro destino. Al final acabé expulsándola de mi castillo y apartándola de sus hijos aunque ella volvía con ellos para amamantarlos con su medio cuerpo de mujer y su cola de serpiente. Yo la observaba a escondidas y mi deseo de poseerla junto a mi tristeza, se adueñaban de mi corazón. Sobrevolaba nuestra fortaleza con un grito que abría las entrañas. Ese grito que yo, su esposo, no podía soportar y que estremecía a todos los habitantes del Poitou.

Por eso y porque lo había perdido todo me refugié en el santo y agreste Mont Serrat donde alguna vez oigo a lo lejos su grito  y veo difusamente volar a una serpiente con el rostro de una anciana con anteojos. Una venerable anciana que pasea su dolor por doquier y todavía parece buscarme. Ese extraño ser, esa sirena voladora,esa hermosa dama que fue mi esposa y Señora de Lusignan. Dios bendiga su linaje.