jueves, agosto 02, 2007

Tregua

Era tu cuerpo de general germano desposeído de los dioses
cuando tras la campaña
yacías despreocupado entre odaliscas voluptuosas
cuando majestuoso alzabas tu copa
y ordenabas al esclavo otra más con gesto displicente
Había sido duro ese año de contiendas y sinsabores
eran momentos oscuros y nadie sabía que rumbo tomarían los acontecimientos
En el estupor de la noche sólo quedaba aquel rincón de paz
donde siempre estaba el pañuelo de seda para enjugar la lágrima que nadie advertiría
en la penumbra todas las debilidades parecían diluirse
y el aroma perfumado de las velas llenaba la estancia

Quedaban todavía otras batallas
pesaban los recuerdos como losas oprimiendo el corazón
pero en ese momento la dulzura de la noche entre caricias
parecía reparar de algún modo los muertos esparcidos por los campos de batalla
las noches atravesando los páramos y estepas

Por un instante vagamente miró con los ojos de un niño que sujeta una paloma entre las manos sorprendido al contacto de la piel blanca y suave como el arrullo

4 comentarios:

Lucía dijo...

Has pintado un cuadro muy hermoso.
Besos.

Guillermo Alejandro dijo...

Gracias por el texto que publicas. Hace mucho tiempo que no pasaba por tu blog; y de seguro me reencuentro con mi tiempo, aquel que describes, aquel que me recuerda que, escribir de la vida, no tan solo es lo que uno siente,sino que tambíén lo que otors viven. La historia nace en los textos. Lo que diremos será lo que se recuerde.
Volveré por tus texto nuevament en otro momneto.
Un abrazo

Isabel Barceló Chico dijo...

Una tregua que no deja de recordar el horror de la batalla y, sobre todo, de la derrota. Saludos cordiales.

almena dijo...

qué especialmente suave puede ser la seda de un pañuelo que enjuga una lágrima...

Un abrazo!