sábado, diciembre 09, 2006

¿Por qué tanto Nietzsche?


Quitarse la vida no es políticamente correcto nadie habla de ese tema todos volvemos la cara horrorizados cuando se pronuncia la palabra suicidio. Las familias tapan sus suicidios como tapan sus embarazos fuera del matrimonio, los herpes vaginales de sus retoños, las borracheras de la abuela o las visitas de los señores al cuarto de la sirvienta. Los suicidios no existen y a determinados niveles ni siquiera oficialmente, un accidente desgraciado no es lo mismo que un suicidio. Una vez suicidado, la familia sigue como si no hubiera pasado nada pero ha pasado ¿o no ha pasado? De lo que no se habla no pasa y siguen las vacaciones en la misma casa de la playa donde todo ocurrió y siguen llevándose las pieles en verano al frigorífico porque el calor las arruina y sirviendo las comidas en el jardín debajo del toldo blanco pero ya nada es igual. Y llega el día, la efeméride, el aniversario del suicidio y no se va a misa porque el cura de la familia tampoco reconoce la desgracia como no reconoce los matrimonios fuera de la iglesia que como todo lo que se sale de la norma lo achaca a la locura o a las drogas o las lecturas no recomendadas. El suicidio en una familia es una desgracia sorda pocas veces se habla del tema mejor no hablar del tema. Es una enfermedad, una tara que esperan no se propague y no la hereden los familiares y se evitan las conductas peligrosas y se sigue riendo y se sigue engañando a los demás. Seguimos felices retirando sus cubiertos de la mesa, retirando los retratos, rompiendo cartas y dejando desiertas las estanterías de sus libros. Seguimos adelante pero el día de autos algunos nos recluimos parapetados en los recuerdos y sacamos la caja donde guardamos todas las cosas maravillosas que vivimos con el suicida, porque señores bromas aparte, los suicidas suelen ser gente maravillosa que decide irse por su cuenta sin pedirnos permiso, dejando alguna explicación inconexa en un papel arrugado. Dejándonos el corazón destrozado, la cabeza confusa por ese abrazo que no dimos en el momento exacto por no saber que sin saber o quizás sabiendo que ese era su destino y que mientras fué allí estuvo luminoso como un ángel y que seguro que descansa junto a ellos por mucho que les pese a los curas y algunos beatos mojigatos y pazguatos.

3 comentarios:

Rafael dijo...

Tienes razón. Los suicidas suelen ser gente sensible y agradable para estar con ella,aunque los mojigatos y pazguatos suelen estar a ambos lados, tengan que ver con la religión o no.Y esto te lo digo porque en todos los lados crece la mala hierba, y la he visto, vaya que si.
Pero vaya, esto es solo mi opinión, nada mas.
Saludos, buen blog el tuyo.

almena dijo...

tienes razón, así se ha actuado, ocultandolo no sé si por falso pudor...

un besazo para ti

Eritia dijo...

Corres el velo, que se usa igual allá que aquí y pones el dedo en la herida, el mismo dedo con el que algunos pretenden ocultar el sol...

Abrazos de ¡viva la viva!.