lunes, mayo 18, 2015

NEOPRIMATES




No sé si la distancia que me separa del otro sexo es equiparable con la que los  antiguos intuían que se llegaba al finis mundi o con la que hoy esa serie de pijos desencantados de la vida intuyen que les alejara un carísimo viaje a Marte; el caso es que es una gran distancia : somos distintos y mucho.
Darwin, en su teoría evolutiva esbozó la idea del eslabón perdido una transición entre el primate, chimpancé propiamente  dicho y el homo sapiens que según los dibujitos de nuestros ya olvidados libros de historia natural se diferencian del mono solamente en que andan erguidos y en que algunos cuelgan de su cuello un pedazo de tela alargado que llamamos corbata y llevan en la mano un maletín con papeles y unas cuantas revistas pornográficas. Nunca queridas lectoras aparece en ese estudio evolutivo de la raza humana la hembra , porque las mujeres ya venimos andando derechitas desde bien pequeñas, y a la que nos descuidamos  no nos cuelgan del brazo maletines sino churumbeles berreantes y mocosos a los que tenemos que alimentar también a base de pasearnos con maletines pero subidas a unos interminables tacones de aguja que alejan cualquier sospecha de que procedamos de la mona chita. Las mujeres y los neoprimates no tienen más remedio que entenderse entre otras cosas porque ellos tienen la fuerza física y le encanta jugar a fabricar armas de destrucción masiva y cosas por el estilo que les mantienen  entretenidos cuanto termina la Liga de fútbol o se les acaba la cerveza.

No se quién inventó a Cupido porque para nuestra desgracia las mujeres vemos en esos neoprimates algo irresistible, algún halo de misterio y decidimos meter un espécimen de esa naturaleza en nuestras vidas y ahí empiezan todas nuestras desgracias. Ellos no ven más allá de sus narices porque su cerebro animal y no evolucionado se lo impide y al no expresar sentimientos o mostrar afecto o cariño las mujeres nos tenemos que inventar un personaje que sencillamente no existe. No querida, ese neoprimate que vive contigo no tiene la mirada interesante, ni el corazón apasionado, ni te regala bombones porque quiere pedirte perdón.  Todas esas atribuciones alegóricas son meras imaginaciones tuyas el neo primate  está cansado, está despierto , hambriento , erectus o flacidus  sin matices de melancolía, euforia, insatisfacción , spleen vital o sentimientos secundarios que puedan empatizar con los tuyos. Por eso las mujeres gastamos tantos kleenex en nuestras relaciones amorosas porque creemos que esos delicados sentimientos tengan eco en nuestra pareja pero eso no puede ser porque ese eslabón perdido carece de algún trocito de corazón o de lóbulo cerebral que genere esa complejidad en los sentimientos así de sencillo y si el neoprimate pertenece a la subclase hispanicus futbolensis ya ni te cuento.


De todas formas como por alguna razón de esas que Descartes decía que venían del corazón y que la razón desconoce, nosotras no podemos vivir sin tener un neoprimate a quien achuchar de vez en cuando. Valga esta pequeña lección de biología para consolarnos en los momentos en que nos sentimos decepcionadas. No desesperéis ni cambiéis de neoprimate  que cómo ya os decía vuestra madre  todos son iguales y no tienen remedio. Así que dejarle con su cervecita su futbol sus manías y cuando tengáis melancolía leer un buen libro de poesía o escuchar a Bach o salir y compraros un bolso muy  caro.







                                                                                                    

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