lunes, febrero 21, 2011


TORTOISE SHOUT


Fuente Autor: Mystic Theatre

Hoy pasadas las alharacas valentinianas, me gustaría hablar de un poema que me gusta y releo con frecuencia, de uno de los poetas anglosajones más polifacéticos : DH Lawrence (1885-1930). Autor que escandalizó a la sociedad post-victoriana con sus novelas y poemas que se alejan claramente de la visión romántica del amor/pasión sublimado hasta el éxtasis, o al del neoclasicismo en donde la virtud, la razón y el costumbrismo hacen del amor un juego de salón. DH Lawrence en este poema habla del amor de una forma telúrica, el instinto, el placer casi animal tienen mucho más que decir que el sentimiento con el que el Occidente judeo-cristiano disfraza en muchas ocasiones el hecho sexual. En su poema Tortoise shout Lawrence nos ofrece una visión naturalista del amor carnal aunque no por ello exenta de sentimiento. Lawrence utiliza como materia poética un tema original, novedoso donde los haya: el apareamiento de dos tortugas que luego amplia al de toda la naturaleza. De la reflexión sobre el amor a una casi reflexión sobre el lenguaje primigenio sobre gritos, aullidos, cantos de lechuza, gemidos de parturientas, maullidos de gatos, llantos de niños que expresan lo que las palabras de tanto usarlas y maltratarlas han dejado de expresar

En el momento de la culminación sexual la tortuga macho emite “ese frágil aullido,ese tan perceptible grito/salido de su rosada y hundida boca de viejo” ( traducción de José María Moreno Carrascal) el poema nos obliga a descender, a despojarnos de nuestra political corretness para no ser más que eso seres que gimen y aúllan al ritmo de la naturaleza olvidando nuestra condición artificial, moral y racional. A veces el descenso resulta liberador y se torna en ascenso en extásis, en suspiro, en eco, en nada.

Dejo aquí el enlace para que podáis recordar el poema:

http://www.poetryfoundation.org/archive/poem.html?id=176804

En español os recomiendo la edición bilingüe de Editorial Renacimiento con prólogo de Felipe Benítez Reyes y traducción de José María Moreno Carrascal.

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